Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

jueves, 12 de agosto de 2010

IUS

Este año, ha sido un gran año. Lleno de grandes acontemientos pero sobre todo lleno de grandes personas. A todas ellas, a las que están más cerca, a las que están más lejos.... a todas ellas va dedicada esta historia, seguro que más de uno se renoce en estas letras. Gracias a todos por un año lleno de magia e historias....


"Mis ojos cansados luchan por acomodarse a la luz de esta triste vela. Temo que el hermano Anselmo abra la puerta con su célebre impetuosidad y la apague del todo. Aún me quedan por copiar varias lineas de este tratado que apenas entiendo. Pero mi trabajo es copiarlo, no más, no menos. Espero acabar antes de los oficios vespertirnos porque odio levantarme en mitad de mi tarea, luego me cuesta mucho volver a ella.

Miro por la ventana, mi única compañera dentro de este lugar tan frío y poblado de libros. La única compañía que recibo son la de ratones que ya se han acostumbrado al sonido de mi pluma. No les molesto. Yo copio, ellos roen. Al principio sus ruidos me ponían nervioso, pero ahora ya no me molestan. Ellos roen, yo copio.

El hermano Jacobo siempre sale a estas horas para meter a las gallinas en su sitio. Me extraña que no esté justo cuando mis ojos se posan en la ventana. Cuento mentalmente, mientras sigo copiando las letras: uno, dos, tres... antes de llegar al cuatro una carreta tirada por un lugareño dela villa se para justo en el lugar dónde Jacobo debía estar con sus gallinas. He dejado de copiar, porque este es un hecho inusual. El hombre da una voz y el hermano Anselmo sale a su paso. Es un hombre colosal, más grande de lo normal. Su barba y su bigote de un color rojizo le confieren un aspecto vigoroso. Su figura contrasta con la del pobre hombre que tira del carro, un ser contrahecho y más delgado que la luna roja que hoy nos observa desde el infinito. Me he levantado y trato de leer los labios para entender la conversación de los dos hombres. Imposible. Anselmo se pone en jarras mientras el hombre del carro se hace aún más pequeño. Sin previo aviso tira de la manta que tapa el carro...¡Dios todo misericordioso! ¡Dios que todo lo ves y que todo lo ordenas! ¿Qué significa esto?. En mitad del carro, hecha un ovillo, temblando de frío y con el rostro bañado en un sudor que evidencia la enfermedad hay una mujer. Apenas he visto a las cuatro o cinco aldeanas que se pasean por las inmediaciones de nuestro convento. Son fuente de vicios y perdiciones y Anselmo se cuida de que estén lejos. Pero... ¡oh Dios, infinito en tu sabiduría! ¿Qué significa esto?. Mis ojos se vuelven tan afiladoso como esa luna roja que hoy nos contempla al observar como Anselmo le tiende una mano para bajarla del carro. A su lado la mujer parece una bestia, sucia, andrajosa, cubierta de mugre y de ese sudor que le perla la cara. El hermano Anselmo la mira y la introduce en los establos. Luego le hace un gesto al hombre y este se pierde en lo lejano de una noche que es la más oscura que yo he contemplado en mis veinticinco años de vida.

Ni los oficios, ni la cena consiguen arrancar de mí la visión que he compartido con mi silenciosa cómplice, con mi ventana. Anselmo se muestra tan alegre como todos los días. A algunos su alegría les resulta impertinencia. No a mí, no a mí hasta hoy. Justo cuando vamos a retirarnos, Anselmo nos mira y nos insta a quedarnos un instante más; me tiemblan las piernas, a él la voz. Estoy seguro de que algo terrible está a punto de suceder, pero Anselmo controla sus nervios y nos comunica con total serenidad: "hermanos, hoy han traído a nuestro recinto a un pobre hombre apestado. Le he trasladado a los establos hasta que el Señor tenga a bien llamarle a su presencia; calculo que el pobre desgraciado morirá en unas cuantas horas así que por vuestro bien os ruego no entréis en el establo". El silencio responde a la petición de nuestro hermano. Nadie osará acercarse al establo......

Nadie salvo yo, Pablo, el escribano, el único que sabe que ese establo custodia al único ser vivo que aún siendo mujer puede aclararme porqué Anselmo nos ha mentido...."

1 comentario:

graficos_ant dijo...

como lo haces Laura? como puedes llenar de tanta magia, tensión e intriga unas pocas palabras?
Gracias por compartir estos tesoros con nosotros, ojalá esos hados, duendes, musas,náyades, dríades que te inspiran, te acompañen durante mucho, mucho tiempo. Besos