Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

martes, 17 de agosto de 2010

IUS VI


- Habla -la reina me recibe cubierta por unas hermosas telas blancas. Sus ojos resplandecen llenos de ira y comprendo que hoy más que nunca mi vida pende de un hilo.
- Creo que puedo leer los símbolos de la muchacha -la miro directamente a los ojos.

- Entonces te la traeré de inmediato, fraile - la reina cierra un puño con rabia.

- No me he explicado con claridad, señora. Puedo encontrar a alguién que me ayude a descifrarlos. Creo reconocer esta lengua antigua. - Voy a ser víctima de su enfado de un momento a otro así que no pierdo el tiempo -antes de ingresar en la orden, yo vivía en las tierras septentrionales de vuestro reino. Allí vivía un hombre que visitó tierras orientales y partició en las guerras para restablecer en ellas la fé....

- Si, no me lo recuerdes. Gerras inútiles que nos han costado gran parte de nuestra riqueza -la reina me mira con odio.

- El caso es que este hombre tenía un hijo y el niño era mi amigo más íntimo. Una noche, cuando el hombre volvía de trabajar sus tierras, se descubrió el pecho y recuerdo... recuerdo como si ese instante fuese ahora mismo....-mis ojos se pierden en el recuerdo de ese símbolo con forma de luna menguante- un símbolo tatuado en su torso idéntico al que la muchacha luce en el hombro...

- Ya. Comprendo. Pues bien, dime quién era tu amigo y mandaré traerlo de inmediato. En cuatro jornadas a lo sumo habremos salido de dudas.....- Bernardo se adelanta a la reina, en sus ojos brilla un atisbo de impaciencia.

- Imposible, señor. Soy incapaz de recordar su nombre...Pedro, Juan, Benito .... - Bernardo me mira tratando de fulminarme, pero no lo consigue. - Además, si las noticias no son falsas creo que las tierras del sur os son hostiles. Penetrar en ellas con soldados no haría sino acrecentar los recelos y los problemas. Yo iré allí, buscaré a este hombre y él se encargará de descifrar el mensaje...

- ¿Nos queda otro remedio? -la reina ríe y luego se para en seco -Partirás de inmediato.

- Partiremos, señora, Anselmo y la muchacha han de acompañarme -los miro con decisión, pero la reina vuelve a reír y esta vez lo hace con ganas.

- No eres tonto fraile, pero yo lo soy menos. Partirás con tu amigo el bardo y con Bernardo, por supuesto... tu querido hermano Anselmo y la muchacha esperarán impacientes tu regreso -la reina enarbola una sonrisa en señal de victoria.

- Y una vez que regresemos y descifréis el código, nos mataréis - la miro directamente y noto un reflejo de sorpresa en sus ojos-.

- Es probable, monje, pero piénsalo de esta manera ¡ahora te dejo cuatro días más para meditar sobre tu salvación! -la reina suelta una carcajada - y de cualquier forma tengo entendido que, para vosotros, este mundo es tan solo un tránsito hacia el otro, así que a las malas estás a cuatro días de reunirte con Dios y concluir esta visita terranal que a mi juicio, ya va durando demasiado -mis pupilas se dilatan por el pánico. A esta mujer la inspira el mismísimo demonio.- Espero que una vez en su presencia no le hables mal de mí. El ejercicio del gobierno a veces exige tomar ciertas decisiones - Esta vez me mira con un rescoldo de tristeza en sus ojos.

-Vamos fraile, retírate, partimos mañana a primera hora -Bernardo me mira, sospecho que este viaje le gusta tan poco como a mí.

No hay más que decir, me despiden con un ademán repleto de silencio pero lleno de significado. Dos soldados me guían de vuelta a mis aposentos. El frío de los muros se instala en mis huesos y toda la fuerza que he demostrado ante la reina cae sobre mi propio cuerpo reclamándome descanso.

La luz de la sala de audiencias comienza a extinguirse. La reina alza la mano para impedir que apaguen las antorchas que se sitúan junto a su trono. Bernardo se ha retirado, y una puerta lateral se abre discretamente. Un ser más negro que las propias sombras surge de la puerta. Su silueta alta y delgada se dirige silenciosamente hacia el trono. Una capucha la resguarda contra toda la curiosidad y las dudas. Una vez frente a la reina inclina levemente la cabeza.

- Has llegado a la hora acordada -la reina evita mirar a la silueta que afirma con la cabeza - Te necesito. Te necesito más que nunca. -la cabeza de la sombra se ladea ligeramente, invitando a la reina a seguir hablando - Hace años existió en este reino un viejo visionario. Algunos decían que tenía el poder de predecir el futuro y sobre todo las desgracias en él escrito. Este hombre, este visionario, predijo que en mi reinado se descubriría una ley no escrita, una norma forjada con la fuerza del tiempo y la costumbre. Y que esa norma no escrita desmembraría este mundo sometiéndolo a los caprichos de esta ley no escrita. "Ius non scriptum....una ley no escrita custodiada en la piel de una mujer" dijo el visionario justo antes de morir -la reina agarra con fuerza su camisón blanco, mientras la sombra ladea de nuevo la cabeza - Ayer aparecieron dos frailes y un extraño personaje custodiando a una mujer cubierta de símbolos extraños. En principio pensé matarlos a todos -la sombra se gira levemente -Sí, lo sé, para eso no te hubiese necesitado... pero por alguna razón que desconozco, necesito, quiero, deseo conocer el contenido de esos símbolos. Uno de los frailes parte mañana junto con Bernardo a las tierras del sur. Allí existe un hombre capaz de leer el mensaje...-la reina mira a la sombra. Pero enseguida desvía su mirada- Necesito que los sigas y los vigiles. Necesito que traigas de vuelta al hombre capaz de leer el mensaje.... -la sombra no deja terminar a la reina, se da media vuelta y se dirige a la puerta - espera ¡espera! ¡no me has dicho si lo harás!

- ¿Acaso te he fallado alguna vez? - la silueta de deshace de su capucha negra, mostrando un rostro de mujer cubierto por mechones de pelo del color del fuego....

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