Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

domingo, 15 de agosto de 2010

IUS IV


- He parido cuatro hijos. Los cuatro varones. He sofocado cien mil revueltas y he sometido bajo mi dominio a todos los señores feudales que forman parte de mi reino. Es un reino extenso ¿sabéis? -los ojos de la reina se posan en mí por un instante. Su mirada me traspasa y me congela. Ahora comprendo porqué se la teme en todos los confines de la tierra - Mi padre me casó apenas había cumplido yo trece años. Con quince ya era madre de dos de mis hijos y viuda. No voy a negaros que la situación me satisfizo, no soportaba a mi esposo -se ríe - mis otros dos hijos no tienen padre, ni falta que les hace, su madre es la reina. Ayer ejecuté a dos nobles condes y a un duque, parece que estaban tramando una sublevación y como yo siempre digo mejor es prevenir que curar - vuelve a reírse y se levanta de su trono de madera. Se dirige hacia nosotros, es una mujer alta, robusta, lleva el pelo desordenado y juraría que algún tipo de pintura negra que potencia su terrorífica mirada -así que estoy cansada, muy cansada. ¿Qué podría impedir que ordene que os rebanen el cuello? -nos mira con una sonrisa que incluso parece cándida -¡Me habéis despertado y aún o ha despuntado el día!
-Se...señora... yo ... -Anselmo trata de adelantarse un paso, pero la mano de la reina le impide seguir. Incluso me parece gracioso observar como el corpulento Anselmo tiembla de miedo -
- Habla fraile o juro que yo misma te atravesaré con una espada antes de que puedas pestañear. Siempre he dicho que los hombres de dios sois unos verdaderos inútiles -la reina vuele a su trono y observa a Anselmo.
- Cumplo órdenes, señora. Y provienen del Santo Padre -Anselmo pronuncia con mucho respeto estas últimas palabras.
- ¡Ja! -la reina lanza una carcajada seca - no he conocido hombre más pecador que vuestro santo padre. Pero espero que esté algo menos disgustado conmigo -mira a su derecha, una sombra se ha colocado justo a su lado. Es un hombre alto, delgado, desgarbado y muy pálido - Este es Bernardo, mi consejero. -Su amante, dicen las malas lenguas. Observo al hombre que nos mira de manera inquisitiva.
- Señora, estoy seguro de que nuestro Santo Padre ya os ha perdonado vuestro...arrebato -Anselmo agacha la cabeza y baja el tono de voz.
- ¿Arrebato? No me provoques, fraile. ¡Arrebato el suyo! Trató de que me arrodillara ante él ¿lo sabíais? -Anselmo trata de contestar pero la reina no espera respuesta - y no no me arrodillo ante nadie ¡nadie! -las mujeres han sido creadas para tentar a los hombres y conducirlos por las malas sendas. Sus lenguas viperinas inducen al pecado. -Vete al grano, me estás hartando.
- Yo, vengo a entregaros a esta mujer - Anselmo empuja a Clara hacia la reina y Jacobo, nuestro guía, lanza un grito de sorpresa. Hasta este momento el pensaba que Clara era un fraile, como nosotros. Clara se quita la capucha que la cubre y mira a la reina a los ojos. Seguro que la fulmina con su mirada. Siento pena por ella. - Ella tiene un mensaje para vos, señora.
- Bien ¡qué me lo entregue! -la reina se pone en pie y hace un gesto a Bernardo - ¿Y venís tantos para acompañarla?
- Dame el mensaje -Bernardo apenas mueve los labios para pronunciar las palabras. Extiende sus largos brazos y mueve los dedos blancos y huesudos.
- No -Clara lanza un no rotundo y seco.
- ¿Cómo? -Bernardo la mira estupefacto, pero mis ojos alcanzan a ver una sonrisa de satisfacción en la cara de la reina -¿Te niegas a cumplir la orden de la reina? Muchacha ¡no estás en tu sano juicio!
- Solo a ella- Clara es diminuta en comparación a Bernardo y su piel morena contrasta con la palidez cerúlea del consejero de la reina. -No pienso desnudarme delante de ti.
-¿Qué? - Bernardo se vuelve indeciso ante la reina y esta decide bajar los peldaños que la separan de nosotros.
- ¡Desnudarte! -la reina mira a Anselmo -¿es esto una broma de tu santo padre? Porque si es así yo misma iré a buscarlo y le rebanaré el cuello....
-....con el filo de la espada -Jacobo que lleva todo el rato callado, termina la frase de la reina. Su voz chillona y estridente resuena por todo el salón de audiencias. Todos lo miramos - Perdón, perdón, es que no me gusta estar tanto tiempo callad. ¡Majestad, soy Jacobo! Juglar, cantamañanas, remiendacorazones, inventor y ... ¡la persona que los ha guiado hasta aquí con éxito!
- ¡Tú nos has perdido, idiota! -Anselmo no puede evitar mirar con ira a Jacobo que se calla de inmediato -Majestad, lo que la chica quiere decir es que... veréis, es complicado pero .... -Anselmo se pone nervioso y noto la impaciencia de la reina y su consejero. Nuestras vidas corren peligro.
-Señora, lo que mi hermano quiere decir es que la chica es el mensaje. Lo lleva tatuado en su cuerpo. Los símbolos comienzan en el hombro derecho y .... -la cara de estupefacción de la reina me alivia unos segundos y me da valor para continuar - puedo aseguraros que jamás he visto nada parecido.... perdonadme, soy Pablo, copista del monasterio.
El silencio se instala en los muros de esta sala de audiencias. Bernardo se acerca a la reina y le musita algo al oído. Ella asiente.
- Seréis conducidos a unos aposentos para que podáis descansar hasta mañana - Bernardo habla con ceremonia y seriedad. Hace un gesto casi imperceptible con la mano izquierda y de repente, hacen su aparición tres soldados que nos invitan a seguirlos. Nadie habla, nos limitamos a obedecer un mandato silencioso y rotundo.
-... pero que conste ¡yo jamás me pierdo! -Jacobo se dirige a Anselmo en voz baja. Sus palabras me distraen un instante, pero mi oído habituado al cuchicheo de los roedores capta la última frase de la reina. Una frase que se diluye entre estos muros cubiertos de tiempo...
- Como vulgarmente se dice, Bernardo querido, hay que matar al mensajero... bueno, en este caso, a los tres mensajeros....

1 comentario:

Edu dijo...

mucho me temo que hasta que termine esta serie por capitulos, los días se me van a ir hacienndo largos... gracias por escribir