Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

viernes, 26 de agosto de 2011

EL ENROQUE


El enroque es una jugada especial dentro del ajedrez, se realiza con el rey y una torre. Es el único movimiento donde se pueden mover dos piezas simultáneamente... y puede hacerse siempre y cuando ambas piezas (rey y torre) se encuentren en sus posiciones iniciales.


- Hace frío - ella llega cubierta de su inseparable gabán negro. Su pelo es más claro que la última vez que nos vimos, pero cae alborotado alrededor de su cara pálida, iluminada por esos grandes ojos que me miran sin ver... o que ven más de lo que parecen observar. Abro mis brazos para recibirla - ¡Por fin un poco de calor en esta noche! -se abraza a mí y sé que está sonriendo.

- Espero que hayas tenido un buen viaje -me ha abrazado con fuerza, tal como suele hacerlo. Va vestido de oscuro, tal y como acostumbra y estoy segura de que justo cuando mi cabeza está reposando en su pecho, ha contenido la respiración. Permanezco en sus brazos un minuto más. No me gusta separarme de él.

- Bueno, este maldito frío no ayuda demasiado. Pero he llegado sana y salva. Y justo a tiempo, por lo que veo -se separa de mis brazos causándome un dolor que trasciende lo físico. La miro. Sigue tan hermosa como la primera vez que penetró en la sala de audiencias de este oscuro palacio. Iluminó estas estancias sombrías que vuelven a quedarse sin luz cuando ella se marcha. Le tiendo una copa de vino -Gracias ¡justo lo que necesito para entrar en calor! ¿Me acompañas?

-¿Alguna vez he dejado de hacerlo?-Sé que se ríe mientras me dirijo a servirle su copa de vino. Beberemos hasta decir más de lo que debemos y mañana él no recordará nada. O hará como que no lo recuerda. Ya no estoy segura. Pero sigo acudiendo cada vez que me reclama con la esperanza de que este licor caldee sus manos, esas manos que restituyen el calor a este corazón congelado. - Siéntate. ¿Estás segura de que no deseas las blancas?

-Segura -Sus ojos se clavan en los míos. Sus ojos me consumen, me perturban, me llenan. Desvío la mirada. -Llevamos años jugando y sólo te he puesto una condición ...

-Y siempre la he cumplido. Tuya es la dama negra ¡y todo su séquito! -Me mira, como si quisiera descifrar todo lo que no puedo decirle. Aún no estoy segura de si quiere oír...

-Vamos ¡empecemos! La noche corre más rápida que tus pensamientos -Me indica con su mano que tome asiento y lo hago rozando con mi pierna derecha el gabán negro que cubre todo su cuerpo. Pronto ella se deslizará sobre su silla y apoyará su pierna contra la mía. Anhelo ese instante.

- No seas impaciente -Su sonrisa me desarma. Ahora junta las manos tratando de sumergirse en sus cavilaciones. Aún recuerdo la primera vez que le vi. Entré en este palacio con una misión clara: gobernar el ejército del sur de un reino sumergido en una batalla que lleva perdiéndose desde hacía siglos. Ese día debía encontrarme con el general que dirigiría la estrategia del ejército del norte... y entonces le vi a él. Y mi corazón dio un vuelco.

- ¿Moverás antes de que se consuma esta noche? -Su pierna ya se ha derramado sigilosa sobre la mía. Su contacto me hace recordar nuestra primera partida. Debatimos sin tregua una noche entera. Me perturbó que mi rey eligiese como general del ejército del sur a una mujer. Fue un hecho sin precedentes. Y pasada la noche aún seguíamos sin ponernos de acuerdo... y le propuse tomar una decisión ayudándonos del ajedrez. Ella consintió. Solo exigió jugar con las negras y yo se las cedí sin dudarlo. -Ya lo sé... espera. Siempre espera.

- Quién espera es capaz de lograr cualquier cosa-Vuelve a sonreírme y apura el primer vaso de vino. Me levanto para servirle más. Siempre ha sido así. La brisa de esta noche gélida evoca en mí el siguiente recuerdo. Nuestra primera noche. Nuestra primera partida. Exigí jugar con las negras. Tardó en efectuar el primer movimiento todo el tiempo que duró aquella noche. Y a mis muestras de impaciencia respondió con un sencillo "quién espera es capaz de lograr cualquier cosa".

-Incluso es capaz de morir en el intento -Se ríe mientras me sirve la segunda copa de vino. La deja en la mesa y se desabrocha el gabán negro. Bajo él viste una sencilla túnica de color burdeos. Mis pensamientos se sumergen en nuestra memoria. No dejó que terminásemos nuestra primera partida. Tiró todas las piezas e incluso el tablero. Aún recuerdo su pelo alborotado y sus ojos llenos de rabia.

-¿Vas a tirar hoy las fichas?-Su mano toma la mía y sus dedos se enlazan en los míos. Sonríe. Mueve. Hemos jugado tantas veces que me resultará demasiado fácil predecir su estrategia. ¿Qué importa? Desde hace ya mucho tiempo estamos jugando a otra cosa.

-No -Me mira. ¡Si supiera a ciencia cierta qué quiere decirme!

-¿No? - Me mira. ¿Acaso no sabe qué quiero decirle? La primera noche sentí como nos consumía la necesidad de poseernos pero estábamos rodeados de todo un palacio repleto de gente. Ahora estamos solos. Llevamos mucho tiempo solos ¿es que no se da cuenta?

- Te toca mover. Y te recomiendo que no esperes. Actúa. ¿Qué puedes perder por intentarlo? -Sus ojos me alientan. Esta noche fría acrecienta el deseo de tenerla cerca pero...

- Espera -Sus ojos ya no sonríen. Y no sé si comprende que yo ya he jugado. Ya he movido. Ahora le toca a él. No puedo jugar esta partida sola.

-No quiero que esperes ¡mueve!

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