Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

miércoles, 12 de enero de 2011

EL PAÍS QUE NO TENÍA COLORES IV


Miles de colores se posaban con fuerza sobre un pueblo que les pareció el más hermoso del mundo entero. El cielo era azul y las nubes blancas. El sol lucía poderoso y amarillo lanzando destellos de chispas anaranjadas que cubrían el aire de un intenso calor de verano. Un verano que lo niños jamás habían conocido. Tuvieron que taparse los ojos y luego abrir lentamente los dedos para permitir que esa intensidad no les cegara.

- -¡Miradme! –la voz de Marta sonó especialmente alegre y Ana y Carlos se volvieron hacia ella. La niña había recobrado la intensidad de su color natural, aquel que le fue regalado cuando nació. Su piel era sonrosada, su cabello castaño y sus ojos oscuros lucían más brillantes que nunca. Incluso sus ropas se habían teñido de hermosos colores: la camiseta de un verde intensísimo y los pantalones del azul del mismo cielo. Rió llena de entusiasmo al observar que sus zapatillas eran rojas y comenzó a bailar invadida por una felicidad que no cabe en las palabras.

- -¡Y yo! –exclamó Ana totalmente sorprendida. El pelo de Ana comenzó a lucir dorado, como los rayos del sol. Su piel era morena y sus ojos de un intenso color verde. Sus labios rojos no paraban de exclamar y se sintió encantada cuando sus ropas comenzaron a alegrarse con colores infinitos - ¡y mírate tú, Carlos!

Y Carlos también se coloreó. Todos los colores treparon hacia el niño llenándolo de hermosas tonalidades. Su pelo negro, sus ojos de un castaño brillante y rió pues los colores no paraban de hacerle cosquillas.

El pequeño pajarito recobró al instante los colores y las fuerzas y voló haciendo círculos, anunciando al país de los colores que los tres niños habían llegado.

Inmediatamente fueron llevados a una hermosa plaza invadida del bullicio de todos los colores conocidos y por conocer. No quedaba ninguno que hubiese sido olvidado. Los niños se sintieron inmensamente felices y llenos de vida y el pequeño pajarito habló por ellos.

- - Os he traído a estos tres niños desde el país sin color –el silencio se apoderó de la plaza y los colores parecieron apagar sus brillos- son niños que nacieron con colores, pero que poco a poco se fueron apagando. Son niños que han hecho un largo viaje a través de campos de gris infinito, de bosques oscuros, de frío y de abatimiento. Han alcanzado nuestra tierra porque quieren formular su deseo –el pájaro miró a los niños y los tres, invadidos por la ilusión de los colores hablaron sin miedo.

- - Yo nací con colores, nací en un país que es gris. La gente está triste porque ha dejado escapar sus sueños y sus esperanzas. Y con ellos huyeron los colores –Marta habló muy despacito – pero en medio de aquel gris que todo lo llena, nací yo, llena de color. Y mis amigos también han conservado algún trocito de vuestro brillo en sus cuerpos y en sus corazones y … estoy segura de que todos los niños de mi país estarían felices si volvieseis con nosotros.

- -¿Cómo lo sabes? – un trozo de color rojo chispeó nervioso.

- - Porque me miran llenos de deseo. Sé que quieren ser de color, estoy segura –Marta recordó las miradas de todos sus compañeros.

- - Podríamos volver y tratar de conquistar ese país gris....- dijo un pedazo de color azul que hablaba con voz de agua....-

- -¿… y si vuelve a aparecer la tristeza? –el color verde habló con voz queda –todo nuestro trabajo sería inútil. Los colores no podemos tapar las heridas del alma. Ni la falta de ilusión, de buenas intenciones, de amor y de ganas. Ese trabajo no nos pertenece.

- - ¡Oh! Estamos seguros de que eso no sucederá. Deseo el amor de las caricias de mi madre –dijo Ana con fuerza – y estoy segura de que ella espera la ilusión en mis besos.

- - Bueno, no perdemos nada con intentarlo –el color marrón habló con determinación – creo que ya han sufrido bastante nuestra ausencia. Además, se lo debemos a estos tres niños valientes.

Marta, Carlos y Ana se miraron. El pequeño pajarito revoloteó a su alrededor piando de alegría.

- - ¿Y ahora? – Marta preguntó en alto, tratando de calmar la coloreada algarabía que se había formado en la plaza.

- - Ahora convocaremos a las nubes, para que lleven a los colores y los lluevan sobre el país gris. Será un espectáculo hermoso –el pajarillo trinó lleno de emoción.

Un enorme grupo de nubes se dirigió al país sin colores y descargó sin pausa durante días unan intensa lluvia de todos los colores habidos y por haber. Una lluvia que sembró de color a los habitantes de aquel país gris, que llenó de destellos sus tierras y mares, que coloreó de hermosos brillos el cielo, las estrellas, la luna y el sol. Una lluvia que embargó al todo el país de la magia de las ilusiones y los sueños. Y ya nunca más fue el país sin color.

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