No es color que me haya gustado nunca, confienso que su amplitud me da bastante miedo. Pero ahora me siento tranquila observando la desnudez de mis paredes, que son de un color parecido al blanco.
¡Cuántos recuerdos en once años!.
Y lo que me apetecería realmente es que todo desaparaciese. Quizá así todo sería más fácil. Pero toca pensar en una pared blanca. Pues todo sigue. Incluso los recuerdos.
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