- Vamos cielo ¡dame la mano!
Sentada en esa esquina, me siento triste.
No sé si me duele más la propia tristeza que me paraliza o las pocas fuerzas que me impiden darte la mano, abuela. Quise decírtelo entonces, pero te lo digo ahora, aunque tú no lo leas.
Sentada en el suelo, en esa esquina, en esta esquina.... me siento triste.
Sentada en esa esquina, me siento triste.
No sé si me duele más la propia tristeza que me paraliza o las pocas fuerzas que me impiden darte la mano, abuela. Quise decírtelo entonces, pero te lo digo ahora, aunque tú no lo leas.
Sentada en el suelo, en esa esquina, en esta esquina.... me siento triste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario