Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

domingo, 25 de marzo de 2012

CARIÑO

Estoy haciendo tratando de organizar mi ordenador. Y me he encontrado esto. Yo lo llamé Cariño y lo escribí por encargo. Mi amigo Plácido quiere dirigirlo, y seguro que lo hará. Mientras eso sucede aquí lo dejo...
-¿Cariño? ¡Ya estoy en casa! –seabre la puerta. Aparece un hombre aflojándose el nudo de la corbata. Cierra la puerta – ¡Qué día! Vaya día… Ramírez se empeña en que cierre las liquidaciones antes del 15. ¿Te lo imaginas? Ya se lo he dicho, se lo he dicho, cariño, tal y
como tú me lo habías pedido –lanza la cartera sobre un sofá cualquiera y se dirige hacia el frigorífico – le he dicho: “Ramírez, ni hablar”. Tenías que ver su cara… se ha quedado blanco. ¿Cariño, no has comprado cerveza? –es entonces cuando la cámara enfoca a una mujer sentada en el sofá, con las piernas cruzadas, mirando al infinito. Vestida con una bata de andar por casa…-Bueno, no pasa nada –el hombre se pasa nervioso la mano sobre el cabello y hace un extraño movimiento con la cabeza – Lo sé, lo sé, querida. Son muchas cosas. Son demasiadas cosas. Pero te recompensaré pronto, no lo dudes –la cámara enfoca a la mujer, que resulta ser una muñeca hinchable que mira al infinito- Ya sabes que eres lo que más quiero en este mundo. ¡Ah! No podría cruzar esa puerta si supiera que al llegar no ibas a estar esperándome. –El hombre se sienta junto a la muñeca y le pasa el brazo por la espalda - ¡Esto es vida! –El hombre mira hacia el frigorífico, se lo ha dejado abierto. Mira a la muñeca –No, no, ¡no te levantes! Fíjate como tienes
la casa ¡perfecta! Has debido estar trabajando desde muy temprano, ni siquiera me he dado cuenta de cuándo te has levantado. Ya voy yo, cariño –el hombre se levanta y cierra la puerta del frigorífico. La cámara enfoca una nota, pero no se lee el contenido puesto que el hombre pone rápidamente la mano encima. Se sienta junto a la muñeca – No hay cerveza, pero da igual. Todo es perfecto.
¡Esto sí que es…vi…-no termina la frase, algo en su mirada denota tensión. Sus ojos se han quedado fijos en un punto. Vuelve a hacer ese movimiento extraño con la cabeza. La cámara recorre el sentido de la mirada y se posa en una ventana abierta- ¿Ca…ca…cariño? ¿Qué es eso? –el hombre señala la ventana, la cámara recorre las piernas cruzadas de la muñeca - ¿Qué significa esto? No….no puedo creerlo – el hombre se levanta, pasea nervioso, vuelve a pasarse la mano sobre el pelo, mueve la cabeza compulsivamente, se acerca al cristal de la ventana, lo mira. - ¿Qué has hecho? –va hacia la muñeca y queda frente a ella.
La cámara enfoca la cara inexpresiva de la muñeca -¿no me contestas? –la ira invade las palabras del hombre, los puños se tensan, vuelve a mover la cabeza - ¿no vas a contestarme? ¿no tienes nada que decirme? –señala el cristal de la ventana. Crece la tensión - ¡Mierda! ¿Desde cuándo? –mira a la muñeca, se acerca e ella con ademanes amenazantes - ¡He dicho que desde cuándo! –pega un puñetazo en el respaldo del sofá, justo al lado de la muñeca - ¿Quién es él? ¿Quién? Eres una maldita puta. ¡Zorra! Me paso todo el puto día metido en esa mierda de agujero, me va a reventar la cabeza –se mueve nervioso, la intensidad de sus movimientos denotan una rabia contenida durante mucho tiempo – Todo el puto día metido en ese agujero, rodeado de cabrones y putas que no hacen otra cosa que joderme…. Y todo para darte lo que me pides ¿lo has oído? –le grita en la oreja, la coge del cuello. Pero la muñeca sigue impasible –Todo ¡te lo he dado
todo! ¡Maldita zorra! Ahora vas a ver lo que es bueno –esta última frase la dice a dos centímetros de su cara y sale corriendo hacia el cajón de los cubiertos – Seguro que es Ramirez ¡sí! Te pasas todo el día hablándome de él, de todo lo que tengo que decirle y hacer. Todo el día ordenando mi vida… ¡te lo he dado todo! ¡Eres lo que más quiero en esta vida! –dice todo esto mientras saca un cuchillo enorme y lo acaricia, pasa el filo a lo largo de su propia cara, la rabia ha dado paso a la desesperación y la ansiedad. -¡Mierda! ¡Mierda! ¡lo has estropeado todo! ¡todo! –llega a la muñeca y vuelve a mover la cabeza de manera compulsiva. Le suelta la primera puñalada - ¿has visto lo que me obligas a hacerte? Espero que el polvo haya valido la pena –la apuñala repetidas veces. Lanza alaridos y estos poco a poco van dando paso a gemidos sin sentido. Cae exhausto sobre la muñeca y llora desesperado - ¡Oh, dios! ¿Qué he hecho? Te quiero….te quiero mucho…. ¿cariño? ¿no me contestas? ¿no me hablas? ¿estás enfadada? – dice estas palabras entrecortadas, los sollozos las hacen ininteligibles en ocasiones. Cae exhausto mientras abraza el trozo de
plástico que yace en el sofá….
La cámara le concede unos segundos. Luego enfoca la nota que hay en la nevera, esa que él tapó con urgencia cuando la puerta se cerraba. Ahora las letras son perfectamente comprensibles: ADIÓS.

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