Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

jueves, 25 de noviembre de 2010

¿DÓNDE VIVES?

El escenario está a oscuras. Hay una mesa y dos sillas. Una botella de vino y un par de vasos. Dos sillas. La luz comienza a iluminar muy tenuemente la escena. Suenan los acordes de una canción. En las sillas hay sentadas dos mujeres; van mal vestidas, sucias, su cara denota que son drogadictas. Una de ellas tiene la cara amoratada y los brazos también. La otra bebe del vaso de vino…
- MUJER 1 (la que bebe del vaso): Joder tía, te ha dejao la cara hecha un cristo…
- MUJER 2: Ya, pero no me ha roto nada.
- MUJER 1: ¿Has ido a urgencias?
- MUJER 2: ¡Qué va! –está nerviosa- ya te digo que no tengo nada roto, eso se nota. Hace un par de meses el Chico me metió una paliza y me rompió dos o tres costillas. No me acuerdo. ¡Ah, sí! Y el brazo. Desde entonces no lo muevo igual.
- MUJER 1: Ya. ¿Te ha pegao él?
- MUJER 2: No, ¡qué va! Llevo una semana sin verlo, creo. ¡Joder, la puta! Necesito meterme algo, tía.
- MUJER 1: Ya. A mí no me mires, no tengo nada. Bebe, así entras en calor.
- MUJER 2: Eso es una mierda. Pero echa, anda. –La mujer 1 le sirve vino- ¡Maldito cabrón! ¡Cómo me lo encuentre lo mato!
- MUJER 1: ¿A quién?
- MUJER 2: Al que me ha dejao así, joder. Pareces tonta, no te enteras de nada.
- MUJER 1: Ya.
- MUJER 2: Lo malo es que no lo conozco de nada. El hijo de puta venía de algún autobús, me acerqué y nos fuimos a los servicios de la estación. Me dijo que se la chupara y me dio 20 euros. Pero después de correrse el hijo de la gran puta me quitó el dinero y me hizo esto…
- MUJER 1: Ya. Seguro que no es la primera vez que te pasa.
- MUJER 2: -se queda en silencio durante unos segundos- No. ¡Mierda, necesito meterme algo! –cada vez está más nerviosa y los movimientos son incontrolados.
- MUJER 1: Bebe.
- MUJER 2: ¡Si al menos me hubiese dejao el dinero! Hijo de puta.
- MUJER 1: Ya. A algunos les gusta pegar. Yo conocía a uno que no se ponía si no me pegaba…
- MUJER 2: Pero a mí me ha jodido bien jodida. No he trabajado en todo el día.
- MUJER 1: Ya.
- MUJER 2: Y no es por la cara. La cara les da igual, se la suda. Por la mañana me he metido con uno en el coche pero cuando iba a empezar le he vomitado encima. He echado hasta la primera papilla –se ríe-
- MUJER 1: Ya.
- MUJER 2: ¡Tenías que ver la cara del gilipollas! El desgraciado me ha pegao un par de patadas y me ha dejado allí tirada. Llevo todo el día mal, creo que tengo fiebre, hecha polvo. ¿Tengo fiebre?- pasa el brazo por encima de la mesa y trata de tocar a la otra mujer-.
- MUJER 1: Vete a casa, tía. Y deberías ir a urgencias, puede que tengas algo chungo y que te haya reventado por dentro.
- MUJER 2: Dejé de ir hace tiempo. Siempre lo mismo, no me gusta que me miren así.
- MUJER 1: ¿Así como?
- MUJER 2: Joder tía, pareces tonta, así, con esa cara. Con cara de asco. ¡Gilipollas!
- MUJER 1: Ya. Te entiendo. –Saca un cigarrillo y se lo enciende-
- MUJER 2: Dame uno.
- MUJER 1: Solo me queda este. También llevo un mal día. Lo poco que he sacado lo he gastado…
- MUJER 2: Ni me lo digas. ¡Joder tía, estoy fatal! Necesito meterme algo y no puedo ni levantarme…
- MUJER 1: Bebe, lo poco que me quedaba lo he gastado en esto. Venga, compartimos el cigarro.
- MUJER 2: -inhalando el humo- gracias tía.
- MUJER 1: ¿Dónde vives?
- MUJER 2: En ningún sitio.
- MUJER 1: Ya.
- MUJER 2: Tenía una habitación con el Chico pero como no aparece, yo no puedo entrar. ¡Menudo cabrón!
- MUJER 1: ¿Lleváis mucho juntos?
- MUJER 2: Si. Somos socios ¿sabes? Él saca de aquí y de allí. De aparcar coches y eso. Él me metió en esto. Me dijo: nena, ¿quieres que te diga cómo se consigue dinero fácil?. Y me lo dijo. Y tenía razón. –la otra le quita el cigarro, ella coge el vaso- ¿Y tú?
- MUJER 1: Qué.
- MUJER 2: ¿Cómo te metiste en esta mierda?
- MUJER 1: Cosas que pasan. Joder tía, estás muy pálida, creo que te llevo a algún lado, a que te miren. Para mí que tienes algo chungo.
- MUJER 2: Mira, habló la doctora. Me cago en la puta –gime mientras se lleva las manos al estómago- ¡Joder!
- MUJER 1: Venga vamos –se levanta, pero la Mujer 2 sujeta su brazo y hace que vuelva a sentarse-.
- MUJER 2: Siéntate, todavía no has terminado el vaso.
- MUJER 1: No importa.
- MUJER 2: Cuéntame tu historia.
- MUJER 1: No hay mucho que contar.
- MUJER 2: No seas cabrona, te he contestado todo lo que me has preguntado. Habla. Ni siquiera me has dicho dónde vives.
- MUJER 1: -Se sienta, muy despacio. Se queda mirando muy fija, al público- Una vez tuve una vida normal –se ríe-
- MUJER 2: Ya, como todas.
- MUJER 1: Recuerdo que hablaba sola e inventaba amigos. Me inventaba un mundo mágico a mí alrededor. Y recuerdo la puerta de casa abriéndose, el miedo, los juegos interrumpidos, la ansiedad, los gritos y su voz. Su voz, grave, seria, sin emoción. Su voz llamándome por mi nombre: “Ven a mi cuarto”. Y en ese mismo momento el barco pirata que mis hermanos y yo habíamos hecho en una de nuestras camas, se hundía en un océano de aguas negras. – la luz tenue que ilumina a las dos mujeres, se va oscureciendo y un foco ilumina a la Mujer 1- Y yo iba a su cuarto. Y él cerraba la puerta. No recuerdo los motivos. Pero recuerdo cada golpe que me dio, porque ha marcado mi alma con miles de cicatrices. – la mujer 1 se levanta- ¿Dónde vivo? En una habitación cerrada que es el muro de mi mente, la estrechez de mis emociones, el coto de mi alma rota en pedazos. Una habitación en la que resuena el eco de su voz: “¡levántate y dime como quieres el siguiente puñetazo! ¿de frente o de lado?”. Y el gemido de aquella niña, traspasa tiempo y espacio y se cuela en mi mente, muerta de miedo, desgarrada por el pánico, sufriendo los golpes y suplicando: “¡por favor papá, no me pegues más!”. Se me parte el alma cuando veo a aquella niña, pequeña, desvalida, sintiéndose nada, sintiéndose el ser más indefenso del mundo, necesitando el consuelo más que la comida. Me invade la impotencia porque no puedo recoger su cuerpo frágil, roto, no puedo enjugar sus lágrimas, calmar sus gritos, llevarme su miedo muy lejos y mantenerla a salvo. ¡No puedo!. ¿Alguien puede? –se vuelve y mira a la Mujer 2.- Y lo peor son las palabras que fragmentan tu mente, que la confunden, que le roban la seguridad de tu propia imagen. Sigues viviendo, haciendo barcos piratas, esperando que se abra la puerta, el siguiente golpe, la siguiente palabra. Vives alerta, como un animal. Un animal herido, dispuesto a encajar los golpes y tratar de caer de pie. Te agazapas, huyes, corres y te escondes en madrigueras imaginarias, corres hacia un bosque que no existe porque él siempre te encuentra. Eres esa presa fácil que corre en campo abierto. Siempre te dan caza. – la Mujer 1 se queda de pie un instante, luego se sienta. La luz tenue vuelve a “animar” la escena. Se sienta – Necesito meterme algo.
- MUJER 2: Ya, bienvenida al infierno. –se ríe- ¡Joder, mataría por fumarme un cigarrito entero! ¿Crees que ellos me darán uno? –la mujer 2 señala al público-
- MUJER 1: ¿Quién, esos? –la mujer 2 mira al público también.
- MUJER 2: Llevan mirando desde que entramos ¿tú crees que nos han escuchado?
- MUJER 1: No. Nunca escuchan.
- MUJER 2: Ya.
- MUJER 1: Nadie escucha.
La luz se desvanece mientras suenan los acordes de esta canción:



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