Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

sábado, 3 de julio de 2010

NO ME MIRES

El tipo ese me lleva mirando un par de minutos. Uno más y le digo algo. Para relajarme repaso mentalmente todo lo que he hecho hoy; son las 10.48 h. Me he levantado un poco antes de las 07.30 h. Lo primero es lo primero, una ducha fría, helada, de esa que despeja todas las dudas que puedan regalarme mis sueños. Luego he tomado un café, solo, me he terminado de arreglar y he leído el periódico.
Bien. He salido de casa a las 08.00 h en punto. He ido al sitio señalado, un parking de un conocido centro comercial. He recogido el paquete que estaba junto a la plaza 024 y a las 08.33 h he salido andando del parking. Mi coche lo he dejado aparcado en la plaza 145, según lo acordado. Ya he perdido la cuenta de los coches que he conducido este mes.
He andado hasta una cafetería solitaria, un poco más allá de los hospitales. Cuando me he sentado en la mesa justo eran las 08.53 h. Bien. "Café solo y media mixta". Esa mierda de mantequilla va a traerme problemas, pero no consigo familiarizarme con el gusto del tomate por las mañanas. He abierto el paquete. Dentro había un libro, azul.No me he fijado en el título. He buscado la página 76 y en la línea 13 he encontrado mi trabajo del día. Bien. Claro y conciso, las letras perfectas, no desentonan con el resto de las palabras. La misma tinta, el mismo tipo de letra, pero en realidad no deberían estar ahí.
C/Buensuceso 23, 3ºE. Bien. Me he levantado y he pagado el desayuno. Debería haberme puesto mis vaqueros, pero me he decidido por el vestido rojo. Me apetecía. Hoy es viernes, mi día preferido de la semana. A las 09.28 h he llamado a mi madre, es una cita ineludible. Ni un segundo antes ni uno después. "¿Todo bien?", el si de mi madre me basta, no necesito escuchar nada más. A las 09.31 h he colgado el teléfono.
He vuelto a mirar el reloj cuando he llegado al número 23 de la calle Buensuceso. 10.00 h. Me he entretenido haciendo tiempo, me gusta llegar en punto a los sitios.
He subido por las escaleras.Nadie las utiliza. He llamado a la puerta. Me ha abierto un hombre de unos 50 años con cara de pocos amigos. Le he empujado y he entrado, es lo más eficaz. Nunca se lo esperan. El disparo ha sido casi inmediato, no he podido mirar el reloj pero creo que he batido mi propio récord.
No se si había alguién más en la casa. He bajado por las mismas escaleras. En mi cabeza repetía los acordes de la misma canción de siempre "My way", me tranquiliza.
Una vez en la calle he vuelto a mirar el reloj, las 10.26 h. Bien.
He salido a la calle y he entrado en una tienda de zapatos. He visto unos perfectos para mi vestido rojo. Y me he dado cuenta de que un hombre me miraba. Cuando vuelvo a mirar mi reloj, compruebo que son las 10.50 h. Lleva ya cuatro minutos sin quitarme la vista de encima. Pero no voy a decirle nada, sería de mala educación.
Salgo de nuevo a la calle, son las 10.51 minutos. No me gusta que me miren.

2 comentarios:

Juan Vinuesa dijo...

Genial el ritmo que le das para narrar esa rutina inquietante. Ole, me ha gustado mucho.

stavros koteas penagos dijo...

Como ya te he dicho en el correo, jejeje, endiabladamente endiablado. ¡Cualquiera te mira con ese vestido rojo! Estupenda narración, directa como un lanzazo, y con sabor a thriller. No te separes mucho de la tecla y sigue ofreciéndonos emociones sugestivas, y... brrrrr, suculentamente hirchcockianas. Besos. P y V. (Fantástica la foto de la Vía Láctea. ¡Qué noche, guauuu!