Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

domingo, 22 de noviembre de 2009

ROMPIENDO EL TIEMPO

Por las palabras que cuelgan inertes de la boca. Palabras no pronunciadas.
Por aquellas caricias suspendidas en la mente. Caricias muertas.
Por aquellas intenciones que no son capaces de brotar. Intenciones estériles.
Por los deseos enterrados antes de nacer.
Por todos ellos, palabras, caricias, intenciones y deseos
yo rompo el tiempo.
Rompo las cadenas del tiempo que atenazan las palabras no dichas.
Destrozo el tiempo que congela las caricias.
Hiero al tiempo que retiene las intenciones.
Rasgo el tiempo que aprisiona el deseo.
Para que surjan libres: palabras, caricias, intenciones y deseos
yo rompo el tiempo.
Para que sean plenos
yo rompo el tiempo.

sábado, 14 de noviembre de 2009

ENTRARÁ ÉL

Hay dos mujeres en una pequeña habitación. Habla la mujer 1 que está de pie.
- Entrará Él.
Nunca pide permiso, nunca llama. Aparece cuando le apetece y nunca le cierras la puerta. Por mucho que desees un día tranquilo, entrará Él.
Llevas ahí sentada un buen rato. Llevas ahí sentada demasiado rato. Llevas ahí sentada desde que has llegado. Levanta. Levántate ahora mismo. Si no lo haces se abrirá la puerta y entonces entrará ÉL.
Vamos, ¡levanta!. Llevas mucho rato sentada pero no tanto como para olvidar cómo debes levantarte. Venga, espabila. Date prisa. El tiempo se acaba. Si no cierras la puerta con el cerrojo, entrará Él.
Ya oigo sus pasos, levanta de esa cama mugrienta. Venga, ¡vamos! de prisa. Oigo sus pasos, pisa fuerte con la izquierda, arrastra la derecha. Es como una letanía. ¿No la escuchas tú? ¿No lo notas? Si no lo impides girará el picaporte de la puerta y lo veremos entrar, ¡oh, sí! entrará Él.
Levanta la cara, mírame a los ojos. ¿No quieres mirarme? ¿Has estado llorando otra vez? Venga, colócate bien el camisón, tápate el hombro. No dejes que mire codicioso esa herida. Tápatela ¡tápatela!. Y tápate también esas piernas llenas de morados. No le des el placer de sentirte herida. Eso le encanta. Vamos, venga. Levántate de una vez. Puedes hacerlo. Es fácil. Dirígete a la puerta así evitarás que entre Él.
Pero ¡escucha! Está ya muy cerca. Puedo olerlo. Ese olor a inseguridad se filtra por debajo de la puerta y se cuela en mi nariz. ¡Qué ganas de vomitar! Huele a cobarde, a cobarde con ganas de sentirse valiente. Venga, ¡por dios! levanta ya, dame la mano ¡haz algo! Entrará y como el lobo del cuento nos comerá una y otra vez. Impídele el paso o entrará Él.
¿No te mueves, no reaccionas? Esta vez no ha sido peor que las otras. Al menos no tienes nada roto. Venga, levanta, ¡date prisa! ¿Es que tienes miedo? ¿Es el miedo lo que te impide cerrar esa puerta? Hoy viene con ganas de sentirse fuerte y poderoso. Hoy puede que te tumbe en esa cama mugrienta y que ya no te puedas levantar. ¿Es eso lo que quieres? ¿No vas a hablarme? No te enfades conmigo. Levántate y ciérrale la puerta en las narices. Si no lo haces entrará Él.
No, yo no puedo. No puedo hacer nada. Siempre que lo intento es peor. Ahora estoy contigo pero cuando se abra la puerta te quedarás sola. Sola, sola, sola. Tan sola que se te helarán las entrañas. Pero ahora estoy yo aquí. Levanta y cierra la puerta. Cierra la puerta, cierra, ciérrala. Ciérrala fuerte y que nunca más pueda volver a entrar Él.
No derrames más tu sangre. Es un sacrificio inútil. Es inútil. Estos niños que crecen observando tus heridas y tú sangre no te lo van a agradecer. Ellos también lloran y escupen plegarias a un dios en el que no creen. No creen en nada, nadie los salva de los gritos, nadie viene cuando suplican llenos de miedo. Aterrorizados escuchan los pasos: fuerte con la izquierda, arrastra la pierna derecha. Es como una letanía. O como una sentencia. Si no lo impides hoy volverán a llorar pues entrará Él.
Cierra esa puerta, ciérrala. Es sencillo. Es fácil. Yo puedo ayudarte a llegar hasta la puerta. Estoy cansada de observar tu piel llena de cicatrices. Puedo soportarte y arrastrarte hasta la puerta. Puedo ayudarte. No comprendo, no te entiendo. ¿Por qué sigues sentada? ¿Por qué no te levantas? Escucha, ya está muy cerca, está demasiado cerca. Está llegando la hora, tú hora, la hora en la que vuelves a estar sola y se te congela el cerebro. Sola en esta cama mugrienta y entrará Él.
Ya siento sus dedos en tu cuerpo. Ya siento su inseguridad devorándote de nuevo, destrozándote, arrancándote las lágrimas que le hacen sentir tan valiente. Viene a por su ración de miedo. Su olor me está invadiendo. Huele a cobarde. Huele tanto que marea. ¡Por favor, muévete! ¡Muévete, muévete, muévete! ¡Levanta, alcanza la puerta, cierra la puerta, ciérrala fuerte, dale en las narices, sal de esa cama mugrienta, sal de la cama que va a ser tu tumba! ¡Date prisa! ¡Levanta, levanta, levanta ya! ¡Te devorará como el lobo, te destrozará, te hará pedazos con sus manos de cobarde! ¿Quieres volver a llorar? ¿Quieres volver a complacerle? ¡Sal de ahí! ¡Te va a matar!
La mujer 2 se levanta, abre la puerta y sale. Se vuelve y dice en tono tranquilo:
- No. No quiero encerrarme. Quiero salir. Así Él nunca podrá volver a entrar.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Silencio

Silencio.
Respiro silencio, siento silencio, esculpo silencio.
Con mis manos soy capaz de levantar muros de silencio.
Silencio.
Aún con las ventanas abiertas de par en par me rodeo de silencio.
Lo hago mío, lo ordeno en mi mente, lo fijo en mi alma.
Silencio.
Qué arde y se consume. Qué crece y se desvanece.
Me invade el silencio, me toma lentamente, me rodea y me provoca.
Silencio.
Estoy rodeada de silencio. Silencio sordo. Silencio que suena.
En mi castillo de silencio yo soy la dueña.
Silencio.
Que a veces se pierde y se torna grito.
Ruido agudo que me traspasa y me hiere.
Silencio.
Lo busco. Y él juega a esconderse en los muros que yo he levantado.
Lo llamo, le suplico, lo necesito y él se esconde.
Silencio.
Mi cabeza necesita el silencio. Pero él corre rápido, como el agua.
Se desvanece, se evapora, se funde y se me escapa.
Silencio.
Y estas manos que crean muros de silencio, estas manos que lo esculpen
Son incapaces de atraparlo y sostenerlo.


martes, 3 de noviembre de 2009

He jurado dejar de pensar .... pero no puedo

Me irrita darme cuenta de que mi cabeza no se obedece a sí misma. A veces necesitaría dejar de pensar porque termino realmente agotada. De cada idea, de cada palabra que se materializa en mi cerebro, surgen pensamientos dispares que corren rápidos y se convierten en otros sin darme tiempo a descansar.
Hoy he vuelto a escuchar La mamma morta (La madre muerta), aria de la célebre ópera Andrea Chénier de Umberto Giordano. Es tan hermosa y a la vez tan terrible que sería imposible dejar de pensar o de sentir algo. El tono del principio se graba en mis oídos como un susurro lúgubre. Luego la pieza da un giro y se convierte en pura vitalidad que te incita a despegar.
Y hoy me he quedado pensando que terrible es sentirse rodeada de personas que entienden la muerte como una liberación. Hoy me he sentido triste al imaginar el aria entonada por todas aquellas personas que reciben la muerte como un abrazo cálido y generoso.
Esta es parte de la letra, justo cuando adquiere ese tono embriagador al que me refiero: " ...Fue en aquel dolor que a mi vino el amor! Voz llena de armonía y dice: ¡Sigue viviendo! ¡Yo soy la vida! ¡En mis ojos está tu cielo! ¡Tú no estás sola! ¡Tus lágrimas enjugo! ¡Estoy en tu camino y soy tu soporte! ¡Sonríe y espera! ¡Yo soy el amor! ¿Es todo lo demás sangre y fango? ¡Yo soy divino! ¡Yo soy el olvido! Yo soy el Dios que baja al mundo del empireo, y hace de la tierra ¡un paraíso! ¡Ah! Yo soy el amor, el amor, el amor" Y el ángel se acerca, me besa, ¡y es el beso de la muerte! Mi cuerpo es de moribunda. Conque tómalo. ¡Yo soy ya una cosa muerta! ".
Sé que posee un significado, que proviene y pertenece a una historia ya contada. Que mi percepción de hoy poco o nada tiene que ver con la idea original y por eso ¡cuánto me gustaría poder dejar de pensar en algunas ocasiones!.


domingo, 1 de noviembre de 2009

Cazando sueños (pues vuelan más lentos que las moscas)


Y es que esta primavera a destiempo que nos toca vivir da para esto y mucho más.

Miles de moscas pasean despreocupadas ante mis narices sin que logre cazarlas. Me quedo mirándolas fijamente, observo su vuelo, trato de anticiparme a sus movimientos pero... son demasiado rápidas para mí. Se me escapan todas.

Y me quedo mirando fijamente al infinito, con la mirada perdida. Entonces esos sueños que rondan mi cabeza justo antes de dormir hacen su aparición alentados por esta primavera que ha destronado al dulce otoño. Se dibujan rápidos y desfilan uno tras otro en mi mente. Se proyectan y organizan y luego se difuminan dando paso a otra imagen distorsionada.

Yo trato de cazarlos, trato de fijarlos un minuto más en mi cabeza y ... a veces lo consigo. Porque resulta que estos sueños de primavera que no es primavera, vuelan mucho más lentos que las moscas.