Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

martes, 1 de diciembre de 2009

El Lobo


He perdido algo, estoy segura. Busco algo, lo noto. Estoy ansiosa , mi cuerpo grita, no puedo relajar mis sentidos que están alerta, buscando algo, necesitando algo. Algo que me hace estar completa, en paz. Pero no sé que es. No logro recordarlo.
Soy como ese lobo que aulla a la luna. El lobo que se siente solo en su manada. No pertenece al grupo, pertenece a esa noche negra. Esa noche despiadada que le guía siempre hacia la luna y él aulla, no puede evitarlo. Levanta su cuello, arquea su cuerpo y emite un auliido reclamando aquello que ha perdido. Pero no recuerda que es. Y por eso su quejido es tan amargo.
Soy como el lobo que grita y se lamenta. Porque he perdido algo y no recuerdo qué. Es probable que en algún lugar recóndito de mi alma se encuentre el secreto. Es posible que esta perpetua noche negra esté impidiéndome recordar. Y no puedo evitar batirme contra el aire, rasgar el negro del cielo, buscar una piedra lo suficientemente alta y aullar a la luna.
Mi grito herido la alcanza. Mi aullido se sumerge en su frialdad blanca. Ella nunca contesta. Soy un pobre lobo herido que suplica su propio secreto. ¿Estoy condenada a vagar en esta noche eterna? Busco algo, algo que no encuentro. Corro rápido mi cuerpo se agita, mi mente se evade, siento la noche negra que me llena por completo. Busco la luz, la luz de la luna, necesito que alumbre la oscuridad que me ciega. Suplico mi secreto, dame mi secreto. Y desde la piedra más alta mi aullido rompe el silencio de la noche. Y agoniza hasta convertirse en un lamento, una súplica susurrada al oído de una luna fría que nunca contesta.
He perdido algo, algo que me hace completa. Pero no recuerdo qué.

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