Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

lunes, 16 de agosto de 2010

IUS V


-Lo he escuchado perfectamente -miro a Anselmo que parece agotado, se cubre la caeza con las manos - piensan matarnos. Al menos a nosotros.

- ¡Ja! Lo supe en cuanto os ví en mitad del bosque ¡ya sabía yo que no érais de fiar! -Jacobo nos mira haciendo pucheros- Mi prometedora carrera como inventor, truncada por haber dado con malas compañías... y por cierto ¿por qué me dijísteis que la mujer era un fraile?

- Es una larga historia y no tengo ni ganas ni tiempo para contártela -Anselmo se levanta y me mira resignado - En cualquier otro lugar del mundo respetarían nuestra condición de hombres de Dios... pero ella...

- Shhhh ¡no te metas en más líos, fraile! -Jacobo hace un gesto y pide silencio a Anselmo - la mayor parte de lo que cuentan son leyendas. No es más cruel que cualquier otro rey.

- Es una mujer, y nosotros somos incapaces de comprender la profundidad de sus malas intenciones -Anselmo se dirige a una ventana, la ventana por la que yo miro -¿No dices nada, Pablo? -estoy concentrado mirando la exquisita silueta de la luna. Desde que Clara llegó a nuestras vidas se tiñe de un extraño color rojizo...

- Tal vez no esté todo perdido -mis compañeros de viaje me miran, yo callo, la luna se vuelve más roja y su hermosa silueta me recuerda a uno de los símbolos tatuados en el hombro de Clara.

Los muros del robusto castillo de la reina son testigos de miles de batallas y guerras. Los años codiciosos no han sido capaces de arrebatarle ni un ápice de su dureza.

Los aposentos de la reina ocupan tres estancias del castillo. Las malas lenguas aseguran que uno de ellos está destinado a custodiar de manera exclusiva todos los ropajes que ella ha lucido en sus treinta años de vida. Y por todo el reino es conocido su gusto por los zapatos de diversas formas, tamaños y colores. En otro de los aposentos dicen que la reina custodia escritos que contienen viejas fórmulas ancestrales, ritos prohibidos, costumbres deshechadas por la Iglesia. Dicen que esa sala colosal contiene secretos dictados por el mismísimo diablo y que las llaves son custodiadas por Bernardo, su confidente, su mano derecha. En el tercer aposento descansa la reina, duerme en una cama de proporciones gigantescas, cama que comparte de manera ocasional con quién le place. Cuatro soldados de su séquito personal custodian la puerta de sus habitaciones.

-Ius non scriptum -la voz de Bernardo retumba en la habitación de la reina. Ella está tumbada sobre su cama.

- Bernardo, llevas repitiendo esa frase desde que hemos llegado a mi habitación. Te rogaría que parases, estoy cansada y me duele la cabeza. -La reina se levanta y se pone frente a Bernardo.

- Ius non scriptun, una ley forjada por la fuerza de la costumbre, fuerza más poderosa que todos los códigos escritos -Bernardo mira a la reina - la chica, los símbolos tatuados... y la profecía.

- Cuentos para viejos, Bernardo, cuentos para viejos -la reina se acerca a Bernardo - los tres acompañantes de la chica deben ser ejecutados. Nadie debe saber de su existencia ni del extraño mensaje que custodia. En cuanto a ella, la encerraremos hasta descifrar el código y luego ya decidiremos que hacer...

- No me importa lo que haga con los frailes y ese... ejem... ese... cantamañanas, en cuanto a ella, si es la portadora de la ley no escrita....si es ella... puede que abramos la puerta de una nueva desgracia. Este tiempo que vivimos puede transformarse, deshacerse, corromperse bajo la fuerza de un mandato ajeno a todo lo que conocemos ...- Bernardo se acerca a la ventana de la habitación de la reina.

-Vamos, Bernardo ¡no seas cobarde! Quiero conocer el mensaje que oculta su piel, quiero conocerlo por completo. No me asustan los mensajes, ni los símbolos o las leyendas. Me asusta lo que los hombres puedan hacer con ellas. Está decidido - La reina vuelve a acostarse y justo en ese momento suenan unos discretos golpes en su aposento - Ve tú, Bernardo -Bernardo se dirige a la puerta, la reina se deshace de su pesado ropaje color grana y a cambio se cubre con un camisón blanco y vaporoso que la cubre por completo. Sus manos despliegan las sábanas de la cama y justo cuando está a punto de meterse en la cama, la voz de Bernardo la detiene...

-Señora, creo que aún no podrás descansar -Bernardo la mira con los ojos muy abiertos.

- Espero que lo que tengas que decirme sea lo suficientemente importante....

- El fraile más joven asegura que es capaz de descifrar el mensaje.

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