
En la mayoría de los casos, la gente escoge el camino fácil. Ese camino que es corto y sencillo.
La gente camina, se arrastra con pies de plomo, mira al suelo y se preocupa por satisfacer sus necesidades básicas o elaboradas. La gente se cruza en este camino sencillo y no se mira. Miran al suelo, a sus pies. Miran los márgenes del camino que transitan pues en ocasiones este camino sencillo presenta el riesgo de no tener meta ni principio. Se convierte en una estrecha vereda en la que todo vale y nadie levanta los ojos del suelo (ni siquiera para preguntar).
Pero existen personas que deciden arriesgarse en un camino con principio y fin. Es un camino largo y complicado. Un camino que suele ir bastante vacio pues a quién transita por él se le exige mirar a los ojos de las personas con las que se cruza. A quién penetra los márgenes del camino se le pide honestidad y respeto. Hay que ser muy valiente para decidir recorrerlo y aún así, yo conozco a personas que miran de frente y recorren ese largo y cansado camino. Y abren puertas, luchan y nos muestran que los caminos largos son los que nos hacen libres.
Desde este humilde espacio quiero dedicar estas palabras a Elvira Carrajo, una mujer honesta, valiente y libre.
La gente camina, se arrastra con pies de plomo, mira al suelo y se preocupa por satisfacer sus necesidades básicas o elaboradas. La gente se cruza en este camino sencillo y no se mira. Miran al suelo, a sus pies. Miran los márgenes del camino que transitan pues en ocasiones este camino sencillo presenta el riesgo de no tener meta ni principio. Se convierte en una estrecha vereda en la que todo vale y nadie levanta los ojos del suelo (ni siquiera para preguntar).
Pero existen personas que deciden arriesgarse en un camino con principio y fin. Es un camino largo y complicado. Un camino que suele ir bastante vacio pues a quién transita por él se le exige mirar a los ojos de las personas con las que se cruza. A quién penetra los márgenes del camino se le pide honestidad y respeto. Hay que ser muy valiente para decidir recorrerlo y aún así, yo conozco a personas que miran de frente y recorren ese largo y cansado camino. Y abren puertas, luchan y nos muestran que los caminos largos son los que nos hacen libres.
Desde este humilde espacio quiero dedicar estas palabras a Elvira Carrajo, una mujer honesta, valiente y libre.