Una forma diferente de mirar el mundo...

Cerramos con postigos las ventanas de nuestras mentes.
Encerramos y sometimos a los pensamientos de mil formas diferentes.
Y ellos encontraron una alternativa para brotar libres.-

sábado, 27 de junio de 2009

La hora de los necios


Ha llegado.
Y cuanto más necio sea uno, mejor. Hoy en día la necedad, la poca inteligencia y la simpleza son valores al alza.
Para determinadas cosas se considera un plus. Que uno es necio (léase, tonto) pues mejor que mejor. En determinados asuntos la falta de astucia se utiliza para vocear lo que los listos jamás dirían. Y ellos (los listos) permanecen agazapados, ocultos, esperando mientras los poco inteligentes allanan el árido terreno de decir las cosas que incomodan.
Y los necios se convierten en un instrumento a través del cual los listos dicen lo que nunca se atreverían a decir. ¿Quién utiliza a quién en este juego?. Pues es difícil decirlo. Y más aún, lo terrible de esta situación es que cuando uno se deja utilizar, antes o después pide su recompensa, su pago y cuando esto sucede lo listos deben saldar su cuenta y en esta vida no hay nada más triste que deberle algo a un tonto.
Y voy más allá. Porque tomando prestado el título de la novela "La conjura de los necios" de John Kennedy Toole ¿y si realmente existiese una conjura de todos los necios para que los listos creyesen que lo son y fuese todo al contrario?. Realmente perturbador.

domingo, 21 de junio de 2009

Ella tiene...

Debo confesar que me encanta esta canción.
Ahí la dejo. Pues "ella gobernaba a los sapos del bosque pequeño y a todas las lagartijas de idaho y a todos los grillos que han integrado el coro de los arbusto de buffalo; ella dijo ser una tipa mágica y que podía tirar el tarot como los dioses y, sin dudarlo, agregó que ella era alguien que yo debía conocer".

miércoles, 17 de junio de 2009

El pájaro Tiaré

En el reino de Lis hace ya mucho tiempo existió un hermoso pájaro de hermosos colores, era un pájaro mágico pues decían que poseía un extraño don sin que se supiera en que consistía. Rojas eran las plumas de su cabeza, como el fuego. Azul su cuerpo como las aguas transparentes de los ríos de Lis y sus alas eran de un verde intenso como los árboles jóvenes de los bosques. Y este pájaro, llamado Tiaré vivía libre surcando los aires contemplándolo todo desde las alturas. Pero quiso la mala suerte que le diera caza un hombre despiadado y Tiaré se vió privado de su libertad. El hombre lo encerró en una hermosa jaula a la espera de que el pájaro le revelara sus poderes pero Tiaré suspiraba cada día de su cautiverio deseoso de volver a alcanzar su libertad. El lamento del pájaro era tan profundo que todo Lis quedó sumido en la más absoluta tristeza. Pero aquel hombre tenía una hija que conmovida por la tristeza del pájaro pasaba los días a su lado contándole hermosas historias y cantándole las más tiernas canciones para entretenerle. Aún así Tiaré no encontraba consuelo y un día se dirigió a la niña con las siguientes palabras: “he pensado profundamente y creo que si mi hicieras un favor podría sentirme un poco menos triste.” La niña asintió a su petición y le dijo que todo lo que le pidiera ella lo haría con tal de verle feliz. “Entonces, debes arrancarme un pluma y lanzarla al aire para que sea libre, para que surque el cielo tal y como yo lo hacía, de esa manera yo me sentiré mejor”. La niña se asustó ante tal petición pero como lo había prometido arrancó a Tiaré una pluma de su cuerpo. El pájaro recobró milagrosamente la alegría pues la pluma arrancada de su ala le susurró a través del viento los prodigios que veía al volar libre de ataduras y jaulas. Pero a los pocos días volvió a sentirse mal y la única solución que encontraron el pájaro y a niña fue seguir liberando una a una las plumas de Tiaré. Un buen día cuando el hombre despiadado entró a contemplar a su hermoso pájaro se encontró en su lugar a un ser desvalido y desnudo pues Tiaré se había quedado sin su plumaje. Extrañado y confuso el hombre abrió la jaula, pero el pájaro no pudo volar y sin temblarle el pulso el hombre le dio muerte. La hija enfermó de dolor y cuando consultaron a los sabios del lugar el más anciano de ellos le dijo al hombre: “debéis conseguir tres plumas: una roja como el fuego, una azul como el mar y otra verde como los árboles jóvenes. Y esas plumas deben provenir del mismo pájaro: Tiaré, el señor del cielo”. El hombre loco de dolor al comprender lo grave de su osadía se perdió sumido en su delirio en las tierras de nuestro reino y nunca más se supo de él. Pero aquella misma noche llegaron a aquel lugar unas extrañas noticias pues por toda la tierra de Lis habían surgido unos extraños nacimientos de una roca negra, tan negra como quedó el cuerpo de Tiaré al desprenderse de su plumaje. Y el viento que sopla del norte le contó a la niña enferma que la roca provenía de las plumas de Tiaré y allí dónde estas habían llegado surgió en su recuerdo la roca negra, roca hija del fuego, del agua y del verde de los árboles. Y el mismo viento le susurró que bajo un manantial de agua yacían las redondas piedras negras, piedras que eran el alma del pájaro y que debían permanecer allí en recuerdo de su cautiverio. Y esas rocas, esas perlas negras que descansaban bajo el manantial serían su cura. Y sin dudarlo la niña fue a ellas y nada más tocarlas se curó. Y esa piedra milagrosa es la que lucen las princesas del Reino de Lis hasta el momento en que son llamadas a ser la esposa del rey y cuenta la leyenda que solo aquella princesa que logre liberar el alma de Tiaré de la piedra negra, será capaz de reinar”.

martes, 9 de junio de 2009

Un cuento



Hace mucho, mucho tiempo, cuando el sol y la luna compartían el mismo cielo existió en un reino lejano una hermosa mujer llamada Maelia. Dicen que su hermosura no era comparable con ningún otro ser de la naturaleza y por eso no es de extrañar que el rey de los lobos ,que por entonces moraban en las tierras al igual que los hombres, quedara prendado de la belleza de Maelia. Pero ella, como es natural, se desposó con un hombre y este hombre le dió una hija. Pero cuando la niña cumplió cinco años, el rey de los lobos encontró el hogar de Maelia; enfermo de amor y dominado por los celos el rey dió muerte al hombre y se llevó a la hija de Maelia.Se llevó a la niña a través de todo el reino y Maelia los siguió consumida por la rabia, la pena y la desesperación. El rey decidió ocultar a la pequeña en las tierras del sur que por aquel entonces constituían el límite natural del reino ya que no había muralla ni bosque. Pero la ocultó tan bien que a él mismo se le olvidó el lugar exacto. Maelia recorrió esas tierras palmo a palmo y a medida que pasaban los días crecía su tristeza y su desesperación. Las lágrimas brotaban de sus ojos con la fuerza que sólo posee el amor más infinito y puro. Y por cada lágrima derramada surgió en la tierra un hermoso árbol que al correr de los años se transformó en un enigmático y tupido bosque, un bosque surgido del amor más puro y la tristeza más profunda. En las lindes de ese bosque quedó atrapado el rey de los lobos muerto en vida a sabiendas de que Maelia jamás le perdonaría.
Y dice la leyenda que Maelia sigue vagando por el bosque, buscando a su hija perdida y que el rey de los lobos la busca en los límites conservando la esperanza del perdón de Maelia.